Dilexi te: Primera exhortación de León XIV se centra en los pobres y muestra cercanía con Francisco
En su primera exhortación apostólica, Dilexi te, el Papa León XIV invita a la Iglesia universal a volver al corazón del Evangelio: el amor preferencial de Dios por los pobres. Expertos reflexionan sobre el sentido de este texto y su interpelación al mundo universitario: “Para la fe cristiana, la educación de los pobres no es un favor, sino un deber”.
 
        	Con la publicación de Dilexi te, el Papa León XIV vuelve a poner en el centro de la vida cristiana un tema que ha acompañado a la Iglesia desde sus orígenes: la opción preferencial por los pobres. A través de una exhortación apostólica de tono pastoral y profundamente encarnada en la realidad contemporánea, el Santo Padre invita a los creyentes a “volver a mirar el rostro de Cristo en los rostros concretos de los pobres, los vulnerables y los que sufren”.
Dilexi te —que significa “Te he amado”— fue comenzada por el Papa Francisco y finalizada por el Papa León XIV. Surge como una continuación espiritual de la reflexión sobre el amor de Dios contenida en la encíclica Dilexit nos, centrada en el Sagrado Corazón. Pero en esta ocasión, el amor se expande hacia la dimensión social y humana de la fe: amar a los pobres no es una opción moral secundaria, sino una consecuencia del amor con que Dios ama primero.
Carmen Elena Villa, Subdirectora de Formación y Cultura Cristiana de la Pastoral UC, señala: “Es una gran riqueza que el Papa retome el documento que había comenzado su predecesor para exhortar a todos los católicos a poner nuestros ojos y nuestras acciones en ‘los preferidos del Reino’, tomando como base la cita del Apocalipsis, dirigida a una comunidad carente de recursos y en la que el apóstol Juan les recordaba que Dios no los olvida, más bien, que los mira con amor y ternura. Es un llamado que nos hace a todos los católicos y a quienes quieran escuchar su mensaje, de atender a las necesidades tanto materiales como espirituales de quienes menos tienen, lo cual genera una renovación extraordinaria, tanto en la Iglesia como en la sociedad, cuando somos capaces de liberarnos de la autorreferencialidad y conseguimos escuchar su grito”.

Una palabra del corazón de la Iglesia
La exhortación apostólica Dilexi te no pretende ser un documento de análisis político ni económico, sino una invitación a contemplar el misterio del amor de Dios en la vida de los que sufren. En sus más de cien números, León XIV aborda la pobreza no como una condición externa o ajena, sino como un espacio donde se manifiesta la presencia de Cristo.
“Dilexi te, escrita a cuatro manos por Francisco y León XIV, da un signo de continuidad entre ambos papas: ‘Yo mismo, misionero durante largos años en Perú, debo mucho a este camino de discernimiento eclesial, que el Papa Francisco ha sabido unir sabiamente al de otras Iglesias particulares, especialmente las del Sur global (No. 89)’. También, con la publicación, se enriquecen y actualizan los documentos del Magisterio Social Pontificio, cuya primera encíclica fue la Rerum Novarum (1891) de León XIII, razón por la cual el cardenal Prevost tomó este nombre”, indica Carmen Elena Villa.
La vicedecana de la Facultad de Teología UC, Haddy Bello, subraya que “Dilexi te no es una exhortación que hable sobre el amor hacia los pobres en referencia a la pobreza material, sino que abre la experiencia de la pobreza en todos los sentidos: ontológico, material, espiritual y humano. El Papa menciona a los migrantes, los enfermos, los ancianos, los que sufren maltrato o exclusión. No se trata solo de quienes carecen de bienes, sino de quienes viven situaciones de vulnerabilidad o injusticia”.
Esta amplitud del concepto de pobreza redefine también el modo de comprender la fe cristiana. La pobreza, en Dilexi te, no se asocia a una carencia, sino a una condición de apertura, de dependencia radical de Dios y de los demás. Como indica Bello, “la exhortación abre la experiencia de la pobreza en todos los sentidos: en el sufrimiento del inocente, en la vulnerabilidad del que está en desventaja. Por eso no solo habla de los pobres como los económicamente marginados, sino como los que representan el lugar donde el amor de Dios se hace visible”.

La educación de los pobres: un deber cristiano
Entre los números más comentados de la exhortación se encuentra el 72, donde el Papa León XIV afirma: “Para la fe cristiana, la educación de los pobres no es un favor, sino un deber. Los pequeños tienen derecho a la sabiduría como exigencia básica para el reconocimiento de la dignidad humana. La educación cristiana forma no solo profesionales, sino personas abiertas al bien, a la belleza y a la verdad. Así, conjugando fe y cultura se siembra futuro, se honra la imagen de Dios y se construye una sociedad mejor”.
Para Bello, este número tiene una resonancia especial en el contexto universitario. “Dilexi te nos recuerda que el acceso a la educación es un derecho intrínsecamente ligado a la dignidad humana. Formar personas abiertas al bien y a la verdad es parte de la misión cristiana, no una obra de caridad. Por eso, la educación no puede ser privilegio, sino una forma concreta de justicia”.
La pregunta que surge naturalmente es: ¿cómo puede la UC, como universidad católica, acoger el mensaje de Dilexi te y responder a su llamado?
Para Haddy Bello, la respuesta se encuentra en el número 97 de la exhortación: “Es responsabilidad de todos los miembros del pueblo de Dios hacer oír de diferentes maneras una voz que despierte, que denuncie y que se exponga, aun a costo de parecer estúpidos. Las estructuras de injusticia deben ser reconocidas y destruidas con la fuerza del bien, a través de un cambio de mentalidad, pero también con la ayuda de las ciencias y la técnica, mediante el desarrollo de políticas eficaces en la transformación de la sociedad”.

“Nuestra universidad puede acoger estas palabras haciendo eco de esto. Cada facultad, cada unidad académica, cada uno de nosotros, desde nuestro trabajo, debe contribuir a que nuestras estructuras sean estructuras que humanicen. La UC puede recibir Dilexi te trabajando desde el conocimiento, la ciencia y la técnica al servicio del bien común”, reflexiona Bello.
En la misma línea, el académico de la Facultad de Teología UC Cristián Borgoño, añade: “Hay un campo prácticamente infinito para que la universidad asuma esta invitación, ofreciendo como aporte el conocimiento que cultiva, el conocimiento de frontera que puede traducirse en mejoras en la vida de las personas. Esa es la manera en que la UC puede responder al llamado del Papa”.
Diferencias entre una encíclica y una exhortación apostólica
Uno de los aspectos que ha generado interés entre los fieles es el tipo de documento elegido por el Papa León XIV. ¿Por qué una exhortación apostólica y no una encíclica?
Cristián Borgoño explica que “la distinción entre encíclica y exhortación apostólica es bastante reciente para el magisterio de la Iglesia. La encíclica reviste una mayor solemnidad, es un texto más largo y doctrinal, mientras que la exhortación apostólica puede considerarse como una extensión o aplicación pastoral de temas ya tratados en una encíclica o en una reunión de los obispos”.
Por su parte, Haddy Bello añade que “las exhortaciones apostólicas en general tienen un carácter más pastoral, más práctico. No surgen necesariamente de un sínodo de obispos, sino como una reflexión especial del Papa sobre algún tema que quiere poner sobre la mesa. En este caso, el tema de los pobres. Su propósito es exhortar, animar, orientar sobre cómo vivir este aspecto que se desea resaltar. Es una transmisión de un deseo pastoral, más cercano al pueblo”.
Así, Dilexi te se enmarca dentro de esta línea: un texto profundamente pastoral que busca inspirar a las comunidades cristianas y sociales, más que definir cuestiones teológicas o doctrinales.