Durante 40 días la Iglesia Católica llama a vivir un tiempo especial previo a la Semana Santa. Este tiempo litúrgico, llamado Cuaresma, es muy importante porque busca generar un ánimo de reflexión adecuado previo a la conmemoración de la pasión, muerte y resurrección de Cristo. ¿A qué se nos llama en esta Cuaresma? ¿Qué se espera de los católicos en este período?
El Presbítero Jorge Merino, Capellán Mayor de la UC, se refiere a este tiempo: “Son 40 días que la Iglesia nos regala para prepararnos para vivir los misterios centrales de nuestra fe: la pasión, la muerte y la resurrección de Jesús. En el contexto de los incendios de Chile de hace unas semanas, quisiera invitarlos a que este tiempo de Cuaresma pudiera estar marcado por salir de nosotros mismos para darnos a los demás, vaciarnos de nosotros para preocuparnos de los demás”.
El sacerdote recalca que el Papa Francisco en su mensaje para esta cuaresma volvió a reiterar la importancia de la oración, de la limosna y del ayuno. “Cada uno de nosotros podría preguntarse cómo puedo vivir bien esta Cuaresma preocupándome de los demás. Tal vez en primer lugar haciendo oración por tantas personas que han sufrido, pero también con la ayuda material, qué bonito sería juntarnos con nuestros amigos, compañeros de trabajo o vecinos para ir en ayuda de aquellos que lo han perdido todo o tal vez acompañar a alguien, conversar, hay muchas formas de hacer la caridad”.
Por su parte Fernando Soler, académico y director de investigación de la Facultad de Teología, explica que “la Cuaresma es el periodo que va entre el miércoles de ceniza y el jueves santo y que tiene la intención de recordar simbólicamente los 40 días en los cuales Jesús estuvo en el desierto. Esos son días en los cuales Él se preparó de manera privada, en oración, en reflexión, y, también haciendo signos corporales de penitencia, como la privación de comida, por ejemplo, o también la incomodidad corporal que de alguna manera se relaciona a reflexión, a colocar el cuerpo en un estado de conciencia superior para poder reflexionar en torno a temas espirituales. Estos días de Cuaresma precisamente representan los 40 días en los cuales Jesús estuvo en el desierto”
“Para el católico estamos en un tiempo en el cual todo nos grita, de una manera muy silenciosa, que estamos entrando en un periodo en el cual viene un momento fundamental de nuestra fe. Y ese momento fundamental es todo el triduo pascual en el cual nosotros vamos a recordar la muerte y la resurrección de Cristo. Es un evento central en el periplo salvífico de la encarnación. Por eso el llamado es precisamente a imitar esa actitud de Cristo y buscar la manera de, a través de gestos concretos, mostrar nuestra intención de convertirnos. Eso parte de una manera muy concreta en el Miércoles de Ceniza cuando se nos impone la ceniza y se nos dice, conviértete y cree en el Evangelio. O sea, se trata de un tiempo de conversión. Y la conversión es algo que todos y todas necesitamos a pesar de ser cristianos hace mucho tiempo: la conversión es una actitud vital, no es una actitud puntual”, agrega Fernando Soler.
Por su parte, Carmen Elena Villa, subdirectora de Formación de la Dirección de Pastoral y Cultura Cristiana UC, preparó un material por escrito en el cual explica: “Tres prácticas caracterizan el tiempo de Cuaresma: la oración, el ayuno y la limosna. La oración es el punto central de este tiempo litúrgico. Es la acción que lleva al hombre a contemplar, mirar a Dios unirse y escuchar sacramentalmente para crecer en amistad y encuentro personal con Él. Hace referencia a una intimidad con Dios. Puede hacerse mediante la meditación de las Sagradas Escrituras, la visita al Santísimo, la asistencia a la Misa o una oración espontánea en un lugar silente”.
“El ayuno es una privación en honor a Dios. Son pequeños sacrificios que se viven en el día a día a modo de penitencia. Normalmente se relaciona con la moderación y abstinencia de comida, pero también puede ser una limitación en otras cosas, como el consumo material o consumo de las redes sociales, que transforman la práctica espiritual con la ayuda de la oración”, explica Carmen Elena Villa.
“La limosna es la acción del cristiano de acercarse al prójimo, no se limita a lo material, sino que se refiere a la entrega de uno mismo. Esta contribuye en la coherencia de vida de los cristianos, ya que lleva a entregarse generosamente a los demás”, agrega la subdirectora.
Actitud adecuada al contexto nacional
El profesor Soler dice que para este tiempo post incendio, ciertamente, el contexto no puede sino ser la guía para la manera de vivir una celebración tan fundamental para la fe como la Cuaresma. “El contexto en este momento nos está gritando desesperadamente, que hay personas que requieren de nuestra ayuda, que requieren nuestra solidaridad, frente a la desolación de los incendios, de la pérdida total. Yo creo que, de alguna manera, también nosotros podríamos ver ese periodo extenso en el que Jesús estuvo en el desierto. Y también nosotros podríamos sumergirnos en ese desierto que es la pérdida total, el drama, no solamente material, obviamente, sino que también humano en el sentido total de la pérdida de vidas humanas, de logros que han requerido una vida completa para poder adquirirse, como la casa propia, entre otras cosas”.
“Una de las grandes intuiciones cuaresmales, precisamente, es este sentido de reconstrucción. Yo creo que la conversión –conviértete y cree en el evangelio, que es a mi gusto la brújula de la Cuaresma– es una actitud que significa darse la vuelta, o sea, literalmente en griego epistrefo que significa convertirse, literalmente darse vuelta o sea, ir caminando hacia un lado y caminar al lado totalmente contrario. Y yo creo que aquí hay un camino que culminó en una destrucción y darse vuelta, convertirse, significa precisamente reconstruir. Yo creo que aquí hay una tarea súper importante de unirnos a esa desolación y colaborar, no solamente materialmente, que sí, tenemos que hacerlo, pero también mostrando una comunión espiritual”, indica el académico.
El docente explica que eso se traduce en una oración constante por esas personas que han sufrido, y también con ayuda concreta en bienes, a lo que se suman iniciativas que representen una Cuaresma comunitaria.