Baile, música, colores y fe es lo que se vivió en el pueblo La Tirana, localidad de la comuna de Pozo Almonte en la Región de Tarapacá. Más de 300 mil personas llegaron a agradecer a la Virgen del Carmen las mandas que le solicitaron durante el año. Para lo que preparan bailes que le hacen a la “Chinita”, como le llaman.
Dos académicos, ocho alumnos, una coordinadora y un sacerdote asesor, todos miembros de la UC, se sumaron a esta fiesta de colores, con el objetivo de generar una reflexión artístico-interdisciplinaria para luego, poder transmitir esta experiencia a toda la comunidad universitaria a través de la producción de una obra artística que será expuesta en los campus de la universidad.
Esta fiesta, reconocida por el Papa Francisco en su visita apostólica a Chile, celebra los símbolos y creencias cristianas e indígenas. Durante una semana los fieles llegan al pueblo para conmemorar a la Virgen a través de ofrendas y bailes en su honor. “Los bailes transmiten alegría, por supuesto,
pero también cansancio. Transmiten devoción y entrega. Me transmitieron a mí, más que nada, ganas de vivir. De gozar y de disfrutar en un espacio completamente nuevo acompañada de personas que estaban pasando por lo mismo que yo. El ambiente es tremendamente festivo, la alegría y devoción se siente a kilómetros –kilómetros de taco que había para llegar a La Tirana–”, señaló la alumna de cuarto año de Arte, Olivia Bullemore.
Entre muchos bailes, destacan tres tipos: los ritmos ancestrales de ceremonias incas, el carnaval chino y las diabladas. “De fuera se ve una mezcla enorme
de cosas, de colores, de ruido, de baile y eso genera un choque al principio. Pero si se entra en el corazón de los bailes uno ve que transmiten alegría y paz interior pese al cansancio y sacrificio de todos los días, esa alegría se ve en sus ojos y se ve que lo comparten en familia, entre amigos, en comunidad y con los demás bailes y peregrinos. Pareciera ser una alegría y mirada maternal que brota de su relación con la Chinita, la Virgen”, Catalina Vasiliu, coordinadora de la Residencia Móvil La Tirana 2019.
Para Sebastián Freire estudiante de segundo año de Arquitectura, esta experiencia fue “un ejemplo de entrega, un reafirme en la fe, una cantidad de conocimientos impresionante, de todo tipo; artísticos, culturales, históricos, etc. Es una experiencia muy difícil de resumir en un simple párrafo e incluso en una obra artística de meses de preparación. Ningún video será capaz de transmitir la esencia y la emoción de lo que es vivir y estar
durante la fiesta de La Tirana. “Ven y verás” son las únicas palabras que pueden responder esta pregunta, es un momento personal e inexplicable.”
Con todo lo observado, aprendido y reflexionado, a la vuelta se realizará una producción de obra para así hacer parte de esta experiencia a la comunidad universitaria.
El origen de la fiesta de La Tirana
Según cuenta la tradición, su origen data del año 1535. En ese entonces, Diego de Almagro salió del Cuzco a conquistar Chile junto a un príncipe Inca conocido como el Sumo Sacerdote del Sol y su joven hija Ñusta Huillac. Luego de que su padre fuera asesinado por traición, Ñusta huyó con algunos de sus servidores y se escondió en el bosque de tamarugos de la pampa. Ahí se convirtió en una temible jefa militar, reconocida en la zona como la Tirana del Tamarugal.
Ella se enamoró de un extranjero de origen portugués llamado Vasco de Almeida, quien la convirtió al cristianismo, lo que despertó la ira de sus guerreros que la llevaron a la muerte.
Años después, la iglesia de Nuestra Señora del Carmen de La Tirana fue levantada en honor a Ñusta y su trágica historia de amor.