En la Casa Central de la UC se realizó el encuentro “Desafíos de equidad de género en el siglo XXI” que contó la presentación de la autora del libro “Mujer y Feminismos: Reflexiones desde una mirada cristiana”, la filósofa argentina Cecilia Sturla.
En la actividad organizada por la Dirección de Equidad de Género, la Dirección de Pastoral y Cultura Cristiana y el Instituto de Éticas Aplicadas, el rector Ignacio Sánchez expresó: “Nos reúne un tema de gran importancia como lo es la familia y la mujer. Cecilia Sturla nos habla de su libro “Mujer y feminismos” que es lo que gatilla su presencia en nuestro país. Al leerlo uno se da cuenta de que nos hace un recorrido histórico en términos de cómo se ha considerado a la mujer desde antes de la era cristiana hasta la actualidad”.
Por su parte Silvana Zanlungo, quien lidera la Dirección de Equidad de Género explicó: “Nuestra universidad ha venido avanzando en el ámbito de la equidad de género desde hace varios años. Nuestra dirección tiene, entre otras, la misión de promover la igualdad entre hombres y mujeres dentro del proyecto educativo, por lo que este tipo de encuentros contribuye con nuestra labor”.
Ángela Parra, directora de la Pastoral UC, indicó que leer el libro de Sturla es iluminador. “Me hizo quedar rápidamente capturada en un relato que me interpela e interpreta como mujer católica del siglo XXI”, expresó.
“Es un aporte al camino que queremos seguir para tener una Iglesia que acoja a todos”, recalcó Ángela.
Enriquecerse mutuamente
Tanto en su charla como en su libro, la académica Cecilia Sturla expresa que la mirada entre varón y mujer debe ser de reciprocidad. “No puede haber una relación de subordinación de un sexo a otro. Tampoco una polaridad sin más. La mirada entre varón y mujer debe ser de reciprocidad. Para complementar la unilateralidad. Para enriquecer los juicios. Para proyectar un futuro más humano y menos discriminatorio. Varones y mujeres somos diferentes y percibimos la realidad de manera diferente. Estas diferencias parten de una base material, es el sexo biológico y la percepción de sexo biológico, pero ninguno por naturaleza más o mejor que el otro. Hay ciertamente diferencias naturales, pero también culturales, distinguir unas de otras puede ser difícil pero no imposible”.
La académica también habla de la economía en clave de reciprocidad. “Una economía que promueva la igualdad de oportunidades y la distribución de riquezas no puede dejar de lado aquellas virtudes que siempre se consideraron como femeninas: el cuidado, la reciprocidad y la relacionalidad, la fraternidad, la confianza. Esos elementos deben estar dentro del mercado para que la distribución del intercambio de equivalentes que necesita el comercio generen confianza y promuevan la fraternidad”, expresa.
Con respecto a la Iglesia Católica en el tercer milenio, la autora señala: “Los tiempos actuales nos impulsan a pensar nuevas estructuras que generan espacios de poder efectivos para que la iglesia siga vivificando y evangelizando la cultura en tiempos de cambios profundos y para que el mundo aprenda a generar un auténtico espíritu de familia, donde la libertad y la obediencia generen una atención creadora. Porque sin la mujer no puede haber una auténtica sinodalidad”.
Para finalizar, la filósofa enfatiza: “Hablemos de feminismo. Hablemos de la importancia de la mujer en la sociedad actual. Hablemos de reciprocidad y complementariedad en un mundo donde caer en los extremos es demasiado fácil. Porque ser feminista es asumir un mundo de complementariedad y reciprocidad, por ello los feminismos también conciernen a los varones”.