Desde muy temprano el sábado 4 de enero, más de 1500 jóvenes llegaron al campus San Joaquín de la Pontificia Universidad Católica de Chile, llenos de expectativas y entusiasmo por hacer de estas vacaciones, no solo una oportunidad para descansar sino también para forjar comunidades cristianas y servir a los más necesitados.
Ante la crisis que vive actualmente el país, tras el estallido social del pasado 18 de octubre, muchos jóvenes han escuchado el llamado del Papa Francisco quien en diferentes oportunidades los ha exhortado a convertirse en “callejeros de la fe”, y hacer parte de una “Iglesia en salida”.
El envío de los misioneros estuvo marcado por una eucaristía presidida por el nuevo arzobispo de Santiago de Chile, monseñor Celestino Aós, quien motivó a los estudiantes a entregar el testimonio de Dios en las comunidades visitadas. “Jesucristo no es una idea, el cristianismo no es una ideología, ni una moral, ni una filosofía. Cristo vive y yo me lo encontré. Y el gozo de ese encuentro es lo que queremos comunicar a los demás”.
El Arzobispo también destacó la importancia en el actual contexto social del país, de ser constructores de la civilización del amor. «Ustedes tienen que amar incluso a quienes los persiguen y los calumnias, hoy en Chile, este es nuestro desafío cristiano, nosotros no tenemos que amarnos solo entre nosotros, tenemos que llegar a amar también a aquellos que nos menosprecian, aquellos que destruyen nuestras iglesias, instituciones o nuestros templos. Nosotros tenemos que ser los constructores de la civilización del amor. Y la civilización del amor se construye con amor, la civilización de la verdad se construye con verdad, la civilización de la vida, se construye con vida”
Las misiones y trabajos están guiadas por tres proyectos que son parte de la Pastoral de la Universidad Católica: Misión País, Capilla País y Siembra.
Misión país es un proyecto de evangelización, que busca “trabajar por el alma de Chile”, y busca que los jóvenes sean agentes evangelizadores que anuncien el mensaje de Cristo en las zonas más remotas.
Capilla país busca construir capillas en periferias urbanas donde las ciudades han crecido pero la Iglesia no se ha podido expandir con la misma velocidad. Según Gregorio Prieto, jefe general del proyecto, el objetivo no es solamente construir capillas, sino que lugares de encuentro, “hoy más que nunca queremos ser una respuesta al llamado del papa de salir a las periferias, construyendo espacios de encuentro donde las comunidades pueden juntarse, dialogar y fortalecer sus vínculos. Esto se resume en nuestro lema, ya que como jóvenes queremos construir una iglesia al encuentro de todos”.
Siembra, por su parte, trabaja con voluntarios escolares y con universitarios para integrar las voluntades de ambas edades y generar un espacio de encuentro donde los universitarios puedan formarse para, a su vez capacitar a los escolares. Este proyecto se realiza en invierno pero este año por primera vez se realizará “Siembra verano” a petición de los mismos estudiantes.
Para el padre Guillermo Greene, capellán general de la Universidad Católica, la actual situación del país les ha permitido ver que “hay una profunda inquietud por volver a destacar la dignidad de cada persona, por la necesidad de que cada uno pueda vivir en un contexto de justicia y de paz”, e indicó cómo desde la fe “tenemos mucho que aportar” buscando que tanto los misioneros como los habitantes de cada zona puedan “crecer y destacar su propia dignidad, crecer en la comunidad y en el sentido de ser familia, de construir juntos una nación mejor que viva los valores del Evangelio”.
Para María Jesús Poblete, una de las jefas de zona de Misión País, quien viajará a la población de Nacimiento (sur de Chile) esta experiencia significa “ayudar más que nunca a la comunidad de Nacimiento que ha vivido momentos muy difíciles. Es hoy es necesario que nos unamos y llevemos el mensaje de esperanza como jóvenes. Estoy muy convencida que a pesar de todo Dios está muy presente y sin Él no podemos seguir adelante”.