Educar para el siglo XXI, integrar las diferentes culturas, despertar en el alumno su potencialidad, el interés por sus raíces, respetar las diferencias. Estos fueron algunos de los temas que se tocaron en el primer panel del evento “El Atrio de Santiago” que se realiza del 16 al 20 de octubre y es organizado por la Pontificia Universidad Católica de Chile, en colaboración con el Arzobispado de Santiago y el Duoc UC, y cuenta con el patrocinio del Cortile Dei Gentili, fundación vaticana que realiza este tipo de encuentros a nivel mundial.
¿Qué es la cultura del encuentro?
La conferencia inaugural del Atrio de Santiago estuvo a cargo del subsecretario del Consejo Pontificio para la cultura monseñor Melchor Sánchez de Toca quien aseguró que el diálogo con quien cree y piensa diferente consiste en el “el abandono de la falsa seguridad que puede proporcionar la costumbre y el apego a ciertas ideas”. Sin embargo, aclaró, esto no quiere decir que el creyente pueda “abandonar la certeza de la fe” o “admitir una nueva verdad”. Más bien, al creyente se le pide “aceptar la provocación que viene de quien no cree, que le obliga a verificar si lo que él tenía como dato de fe acaso no sea en realidad más que el producto de una costumbre”. Dialogar con el otro significa “aceptar también que la verdad no es un objeto que se posea – citando al recientemente canonizado San John Henry Newman – sino que se es poseído por ella y por tanto nadie puede blandirla como un arma de ataque contra otro”.
“Cultura del encuentro”, dijo el prelado, “no significa como en política o en los negocios la búsqueda de un compromiso razonable para las dos partes”. Tampoco “una transacción en la que cada uno cede algo”, significa más bien en “el compromiso total con la verdad” a la cual se llega “solo en el infinito”.
Desafíos educativos en Chile
Tras la conferencia inaugural se dio paso al primer panel de esta versión del Atrio de Santiago el cual fue moderado por Lorena Medina, decana de la Facultad de educación de la Pontificia Universidad Católica de Chile quien exhortó a los asistentes a pasar del cómo al por qué, a ver el foco desde los métodos, los instrumentos a una pregunta fundamental por el sentido y los fines de la educación “no solo cómo sino por qué”.
Uno de los panelistas fue José Joaquín Brunner, ex ministro secretario general de gobierno de Chile y profesor de la Universidad Diego Portales. Brunner expuso los desafíos que enfrenta el sector de la educación como “la destrucción de tradiciones, la mutación de valores, la intervención en la intimidad y la privacidad de las personas”. También “el cambio de las relaciones humanas, las relaciones intergeneracionales completamente descolocadas, las constituciones tradicionales mismas: familia, escuela, iglesia, relatos que contábamos a nuestros nietos”. Y dijo que ahora han descubierto que “esa narrativa de futuro a la que estaba asociada una idea de progreso de formación para esos fines ya no es sostenible”. El reto está en “cómo formamos gente que sea capaz de resistir lo que nos va a tocar vivir en el siglo XXI” pues a partir de las dinámicas de ahora “tenemos que formar gente muy resiliente, muy resistente” y gente que pueda “entender lo que le va a ocurrir a nuestras sociedades y resistir para ver si llegamos a una nueva etapa de mayor capacidad de controlarnos a nosotros mismos de una manera que sea humanamente vivible”.
Por su parte Mario Aguilar, presidente del colegio de profesores, aseguró que resultan insuficientes los términos “creyentes” y “no creyentes”. “No soy cristiano pero creo en la trascendencia. ¿Sigo sin ser no creyente?”, se preguntó.
Aguilar dijo que en el campo educativo “hemos estado preocupados durante mucho tiempo (décadas) por el qué hacer en la educación, los contenidos, el currículum (el cómo hacer, la didáctica los métodos) y muy poco en la pregunta de para qué hacer”. Dijo que, como gremio, han estado muy enfocados una categorización muy básica, basada en “los cuantitativos de indicadores de rendimiento”. Otro desafío que enfrentan quienes trabajan en el campo de la educación son las competencias que “nos han llevado a una instrumentalización excesiva” . Y para enfrentar esto propuso “ir a fuentes que ya existen” como los derechos del niño los cuales hablan de “desarrollar la personalidad, las aptitudes y la capacidad mental y física del niño hasta el máximo de sus posibilidades. De inculcar al niño el respeto a los derechos humanos y la libertad” así como “el respeto a sus padres, su propia identidad cultural, su idioma y sus valores y los nacionales del país en que vive, de las civilizaciones distintas a la suya” y también “preparar al niño para asumir una vida responsable en una sociedad libre con espíritu de comprensión, paz, tolerancia, igualdad en los sexos, los diferentes grupos étnicos”. Asimismo educarlos en el “respeto al medio ambiente”.
Para Raúl Figueroa, subsecretario de educación de Chile, es necesario educar para “desarrollar sus capacidades, (del estudiante) sus talentos y aportar a sus propias necesidades y a la sociedad bajo la estructura de una sociedad libre” y también tener “la capacidad y el sentido de transformarnos y transformar a quienes nos rodea a un aporte en la sociedad” para ello hay que “generar espacios de confianza en el sistema educativo” brindándoles “espacios de autonomía y diversidad”.
Un espacio para el encuentro fraterno
La inauguración de “El Atrio de Santiago” contó también con la participación de Mons. Celestino Aós, Administrador Apostólico del Arzobispado de Santiago quien durante su intervención invitó a los allí presentes a rezar la oración de San Francisco de Asís “Señor hazme un instrumento de tu paz…”.
Asimismo Ignacio Sánchez, rector de la Pontificia Universidad Católica de Chile indicó que en esta segunda versión del atrio “hemos querido generar espacios de diálogo donde se produzca en un encuentro generoso y fraterno” para discutir temas como “el sentido de la vida y cómo puede el hombre actuar a través de la fe y la razón para que nuestras diferencias no nos distancien” y poder así “propiciar una amistad cívica donde podamos encontrarnos y respetar nuestras diferencias. Generar espacios de encuentro y diálogo aportando desde la perspectiva desde las diferentes religiones”.
“El Atrio de Santiago” consiste en una serie de paneles sobre diversos temas: Educación, diálogo interreligioso, amistad cívica y sentido de la vida. El evento hace eco a un llamado que realizó el hoy Papa Emérito Benedicto XVI en el año 2009 para que personas de diferentes credos a abrieran un espacio para generar un diálogo no solo interreligioso sino que pueda propiciar un encuentro entre no creyentes.
En el evento de clausura de esta semana de reflexión se realizará el domingo 20 con la “Fiesta del encuentro” en la plaza La Paz, en Recoleta, con un mapping que mostrará la parábola del Hijo Pródigo adaptada al contexto chileno, acompañado de un repertorio popular con canciones de artistas como Mercedes Sosa, Los Jaivas e Inti-Illimani, entonadas por un coro compuesto por 700 personas de distintas parroquias, colegios, movimientos, instituciones y credos.