Alumnos transmiten su experiencia en La Tirana en exposición

Recogimiento, luz, sonidos e imágenes son lo que vivieron 8 estudiantes de la UC en la Residencia móvil La Tirana y que plasmaron en esta muestra artística.

Del 11 al 17 de julio, dos académicos, ocho alumnos, una coordinadora y un sacerdote asesor, todos miembros de la UC, fueron parte de la fiesta de La Tirana con el objetivo de generar una reflexión artístico-interdisciplinaria que fue transmitida a toda la comunidad universitaria a través de la producción de una obra artística, que se realizó el pasado miércoles 25 de septiembre en Campus Oriente, y que transmitió esta experiencia a través de velas, cáñamo, red, imágenes, sonidos y videos, entre otras.

“La residencia cada año va teniendo acentos diferentes y este año una palabra que atravesó todas las conversaciones, fue el misterio, no solo en el sentido de algo que no se conoce, sino que algo que acontece y que te termina en alguna medida desvocando los sentidos”, señaló Federico Aguirre, docente de la Facultad de Teología, al dar la bienvenida a los asistentes. 

Así las personas pudieron hacer un recorrido de lo vivido por los alumnos, mirando fotos, escuchando sonidos y conversaciones, viendo videos y prendiendo velas, pudiendo de alguna manera conectarse con la gran cantidad de costumbres y maneras de vivir la fe que se encuentran en esta fiesta dedicada a la Virgen del Carmen, allá más conocida como la “Chinita”.

María Jesús Valenzuela, estudiante de música expresó que su obra “surge a partir de la experiencia colectiva vivida en la fiesta de La Tirana, nace del compartir y de la entrega gratuita (…) Es una invitación a vincularse con las imágenes y compartir el gesto, a encender una vela frente a una de las personas anónimas representadas en las imágenes y a ofrecerle también un gesto de amor, pudiendo o no vincularla a algún ser querido”.

 

El origen de la fiesta de La Tirana

Según cuenta la tradición, su origen data del año 1535. En ese entonces, Diego de Almagro salió del Cuzco a conquistar Chile junto a un príncipe Inca conocido como el Sumo Sacerdote del Sol y su joven hija Ñusta Huillac. Luego de que su padre fuera asesinado por traición, Ñusta huyó con algunos de sus servidores y se escondió en el bosque de tamarugos de la pampa. Ahí se convirtió en una temible jefa militar, reconocida en la zona como la Tirana del Tamarugal. 

Ella se enamoró de un extranjero de origen portugués llamado Vasco de Almeida, quien la convirtió al cristianismo, lo que despertó la ira de sus guerreros que la llevaron a la muerte.

Años después, la iglesia de Nuestra Señora del Carmen de La Tirana fue levantada en honor a Ñusta y su trágica historia de amor.